<a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/"><img alt="Llicència de Creative Commons" style="border-width:0" src="https://i.creativecommons.org/l/by/4.0/80x15.png" /></a><br />Aquesta obra està subjecta a una llicència de <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">Reconeixement 4.0 Internacional de Creative Commons</a>
Es un desierto muy grande que ocupa parte de China y Mongolia. Las Montañas Himalaya bloquean las nubes que traen agua desde el océano Índico así que es un desierto seco, con casi nada de lluvia. Tiene un área de 1.295 mil kilómetros cuadrados y es el desierto más grande de Asia.
El Gobi no es un desierto con mucha arena y mayoritariamente su lecho es de roca expuesta. Al mismo tiempo es un desierto frío,
incluso puede helar y hasta se pueden ver dunas cubiertas de nieve.
Todo porque está a una gran altitud, de entre 900 y 1520 metros. -40ºC
es una temperatura posible en invierno y 50ºC en verano también es
usual.
10 COSAS QUE PODEMOS HACER PARA CUIDAR NUESTROS OCÉANOS
foto por Sebastian Meckelmann
10 de diciembre de 2015 1. Reducir las emisiones de CO2 y el consumo de energía
Se
pueden reducir los efectos del cambio climático en el océano dejando el
coche en casa cuando puedas. Hay que ser consciente del consumo de
energía en el hogar y el trabajo e intentar reducirlo.
Cambiar a bombillas compactas de luz fluorescente o utilizar las escaleras son cosas simples por las que uno puede empezar. 2. Hacer compras seguras y sostenibles de pescado
Poblaciones
mundiales de peces se están agotando rápidamente debido a la demanda,
la pérdida de su hábitat y las prácticas de pesca insostenibles. Al
hacer la compra o salir a cenar, ayudar a reducir la demanda de estas
especies sobreexplotadas escogiendo productos saludables y sostenibles. 3. Utilice menos productos de plástico
Los
plásticos que terminan como basura en el mar contribuyen a la
destrucción de los hábitats y pueden provocar la muerte a miles de
animales marinos cada año. Para limitar su impacto, podemos reutilizar
las botellas de agua, guardar los alimentos en recipientes no
desechables, utilizar bolsas de tela para transportar nuestras compras.
En el fondo se trata de reciclar lo máximo posible. 4. Ayudar a cuidar las playaa
Si
te gusta el buceo, el surf, o relajarse en la playa, intentaremos dejar
el lugar recogido una vez abandonemos la playa. Intentaremos también
alentar a tantas personas como podamos a respetar el medio marino y
haciéndoles partícipe de ello. 5. No comprar productos que se aprovechan de la Vida Marina
Algunos
productos contribuyen al daño de los frágiles arrecifes de coral y las
poblaciones marinas. Evite comprar artículos tales como joyería de
coral, accesorios de pelo hechos con conchas (a partir de las tortugas
carey), y productos derivados del tiburón. 6. Amigo del mar
Intentar
ir con cuidado con los alimentos prominentes del mar que le damos a
nuestras mascotas. Leamos las etiquetas de los productos y consideremos
la sostenibilidad de estos a la hora de comprarlos. Evitar comprar para
un acuario los peces de agua salada capturados de su hábitat natural ni
arrojar peces u otras especies marinas criadas en acuarios al mar, esta
práctica puede introducir especies no autóctonas perjudiciales para el
ecosistema existente. 7. Apoyar a las organizaciones que trabajan para proteger el Mar
Muchos
institutos y organizaciones están luchando para proteger los hábitats
marinos y la fauna marina. Encontrar una organización nacional y
considerar la posibilidad de apoyo financiero o de voluntariado para el
trabajo práctico o de promoción. 8. Influir un cambio en su comunidad
Realice
investigaciones acerca de la política oceánica de los funcionarios
públicos antes de las elecciones o ponerse en contacto con sus
representantes locales para hacerles saber que apoya los proyectos de
conservación marina. Considere la posibilidad de restaurantes solidarios
y tiendas de alimento que ofrecen sólo productos pesqueros sostenibles. 9. Viajar por el mar responsablemente
Si
practica deportes como el kayak u otras actividades que se realicen en
el agua, no tire nada por la borda y sea conscientes de la vida marina
que habita en las aguas que le reodean. Si está planeando hacer un
crucero para sus próximas vacaciones, elija la opción que sea más
respetuosa con el medio ambiente. 10. Obtener información sobre los océanos y la vida marina
Toda
la vida en la Tierra está conectada con el océano y sus habitantes.
Cuanto más infomado esté acerca de los problemas a los que se enfrenta
este sistema vital, más querrá ayudar a garantizar su protección e
inspirará a otros a hacer lo mismo.
Aral, el mar que secó la Unión Soviética y que ahora trata de volver a la vida
Donde antes había peces y barcos hoy solo hay arena, cascos oxidados y esporas tóxicas de ántrax. Dentro de muy poco del mar de Aral, antaño el cuarto lago más grande del
mundo, solo quedará el recuerdo. Desde 1960 este mar interior,
fronterizo entre las Kazajistán y Uzbekistán, se ha reducido hasta la
mínima expresión, después de que Stalin y sus sucesores al frente de la
Unión Soviética decidieran que cualquier cosa era sacrificable con tal
de convertir los desérticos territorios de Asia Central en un vergel
capaz de producir miles y miles de toneladas de algodón.
Para
lograr su meta, las autoridades soviéticas diseñaron y ejecutaron una de
las transformaciones más ambiciosas que se conocen, de una magnitud
solo equiparable al daño medioambiental que provocó. En pocos años se construyeron 45 embalses, más de 80 presas y
cerca de 32.000 kilómetros de canales —la mayoría de factura tan
deficiente que pierden casi tanta o incluso más agua de la que
transportan—. Semejante infraestructura desvía de los ríos Amu Darya y
Sir Darya la friolera de 48.000 millones de metros cúbicos al año,
dejándo que el lago quede alimentado únicamente por una octava parte del
caudal original, cifra que la elevada evaporación reduce aún más.
El
plan funcionó... pero a cambio de un precio altísimo. En la actualidad
Kazajstán es uno de los mayores productores mundiales de algodón, pero
la otrora próspera industria pesquera de la zona, que daba trabajo a
cientos de kazajos y uzbecos, está tan seca y muerta como el propio lago, tal y como muestra el documental «Aral. El mar perdido» que la cineasta Isabel Coixet grabó en 2010.